En la década de los 80, una gran cantidad de fabricantes de productos de consumo, como los electrodomésticos, empezaron a externalizar sus servicios de postventa al creer que suponía un lastre para su crecimiento.
En esta línea, Cointra, por aquél entonces un importante fabricante de calentadores instantáneos de gas, siguió esa corriente y ofreció la oportunidad a sus técnicos de hacerse cargo del servicio de forma autónoma.